Daphne gnidium, torvisco o matapollo es un vistoso arbusto de la familia de las Thymelaeaceae.
El
nombre genérico nos recuerda el mito
griego de Daphne y Apolo aunque se aplique el término a esta planta por el
parecido de las hojas con las del laurel (daphne en griego clásico), a
pesar de que las del torvisco sean más pequeñas y estrechas.
La
denominación específica alude a la localidad Gnido del Asia Menor de la antigua
Grecia, hoy en la actual Turquía.
De
distribución mediterránea, está presente en la mayoría de la Península Ibérica,
siendo más frecuente en el sur. Se encuentra también en Baleares y Canarias.
Su
rango altitudinal está comprendido entre el nivel del mar y los 1.400 m. Abunda
en nuestra región aunque se presenta dispersa, nunca formando rodales.
Esta
planta puede llegar a alcanzar los dos metros de altura.
Mata
muy ramificada con tallos enhiestos y mimbreados cubiertos por numerosas hojas
lanceolado-linares. Por ello puede prestarse a confundirla con una euphorbia,
pero a diferencia de éstas, no desprende látex blanco o lechoso.
Flores
blancas en ramillete. Florece normalmente entre junio y octubre.
Fruto
carnoso, verde y ovoide que a la sazón se vuelve rojo y globular.
El
contacto con la planta es irritante y su jugo tóxico ha dado lugar al verbo “entorviscar” como
práctica ilegal y peligrosa de pesca consistente en arrojar ramas de la planta
al agua ya que elimina el oxígeno y los peces mueren por asfixia.
Su
corteza, flexible y resistente es muy apropiada para hacer ligaduras.
Se ha
utilizado para mantener a raya el piojillo en los gallineros. Incluso desde la
prehistoria se ha usado como amuleto o como repelente de los espíritus.
Para
saber más, consultad:
Pedro
Sánchez y otros, “Nueva Flora de Murcia“. DM, Librero Editor. Murcia
2011
Universidades de Granada,
Almería, Jaén y Málaga. Granada 2011.
VV.AA.
“Claves de la Flora Vascular de Andalucía Oriental” edición impresa y digital
en pdf.
Laguna
y Villanueva, Máximo. “Flora forestal española [...] [2.ª ed.] Primera parte.” (1883)
pgs. 332-333. Íbidem… “Atlas de la Segunda parte...” (1890).